Como dice el poeta griego Jristos Roumeliotakis:
"Esa tarde no tenía clase; por millonésima vez desde que llegó a Grecia había huelga de transportes y, como hacía ya años que no pasaban camiones del Ejército recogiendo a la gente de las paradas, todos los alumnos la habían cancelado, así que empezó a enredar de nuevo con el ordenador, revisando compulsivamente el buzón de correo electrónico a cada rato".
... si la leéis sed indulgentes,
en mi época
no había otra forma de morir.
Precioso, Leonor!!!!
ResponderEliminarJo, Estela, ahora me da vergüenza pero he intentado explicar cómo y por qué me convertí en profe de ELE...
ResponderEliminarUn abrazo.